Desde la llave de acometida, normalmente se conduce hasta uno o varios edificios con sus respectivas llaves de corte de edificio, y hasta un cuarto de contadores en los que se ubicarán las llaves de abonado y se colocará el contador de aquellos usuarios que quieran, voluntariamente, darse de alta. El gas se facturará con la lectura de este contador. El cuarto de contadores e instalación común debe ser accesible para la distribuidora para en caso de incumplimiento de condiciones, de seguridad o económicas, del abonado, proceder con el corte hasta su subsanación.
En la instalación común se reduce considerablemente la presión del gas para adecuarla a una normalizada, normalmente 37, 150 o 400 mbar.